Por Paula Iudica

El origen del 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer cuenta con múltiples versiones, algunos mitos y fechas confusas. La versión más difundida gira en torno al incendio en una fábrica textil en Estados Unidos, donde muchas mujeres murieron reclamando sus derechos laborales. Lo cierto es que el escenario de la lucha de las mujeres a fines del siglo XIX y principios del XX era avanzado y complejo: marcado por la incipiente Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa, se entrecruzaban la lucha por el voto femenino, los reclamos de las mujeres obreras y el auge del sindicalismo femenino, la unión y organización de las mujeres socialistas y el pronunciamiento en contra de la esclavitud sexual. Durante la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas realizada en Copenhague en 1910, las delegadas norteamericanas propusieron el establecimiento de un Día Internacional de la Mujer, que fue celebrado por varios países en diferentes fechas. En vísperas de la Primera Guerra Mundial, un 8 de marzo muchas mujeres se manifestaron en contra de la guerra y la militarización, y tres años más tarde, las mujeres rusas salieron a la calle protestando contra el hambre y la miseria que sufrían bajo el régimen zarista. Recién en 1975 la ONU celebró el Año Internacional de la Mujer e invitó a los países a establecer un Día Internacional de la Mujer, que fue diluyéndose a través de los años entre chocolates, flores, cremas corporales y electrodomésticos.

Hace dos años, frente a una realidad irrefutable, las mujeres argentinas convocadas por un grupo de periodistas, activistas y artistas salieron a la calle haciendo suyo el grito de “Ni Una Menos”. Esta manifestación se repitió en el 2016 en junio, y en octubre luego de una semana con 7 femicidios y la represión durante el Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario, se organizó un paro y una movilización replicada en muchos países de América Latina y el Caribe. En Polonia, también el mismo mes, las mujeres realizaron dos huelgas y en  Corea del Sur se manifestaron reclamando por sus derechos y dando apoyo a las mujeres polacas. El 2017 comenzó con una marcha multitudinaria de mujeres en Washington. En pocos meses los colectivos de mujeres de estos países se unieron. El lema “La solidaridad es nuestra arma” no hace más que sintetizar las experiencias de estos últimos años. Decidieron organizar una acción en conjunto: el Paro Internacional de Mujeres, al cual ya adhirieron 40 países.

Para que nunca más haya dudas, confusiones, para que no se puedan inventar más mitos, retomamos el origen del 8 de marzo y lo adaptamos a nuestra realidad, lo volvemos a poner sobre la mesa, lo visibilizamos y nos lo apropiamos. La próxima vez que nos preguntemos qué es el 8 de marzo, tendremos nuestra respuesta: Es el día en que las mujeres salimos a las calles, unidas para transformar el mundo en el que queremos vivir: un mundo sin femicidios, sin violencia machista, sin insultos, sin abuso sexual, sin acoso callejero, sin discriminación, sin brecha salarial, sin techo de cristal, sin estereotipos, sin violencia institucional, sin niñas y niños víctimas de violencia de género.  “Este 8 de marzo la tierra tiembla”. El comienzo del llamamiento al Paro Internacional de Mujeres realizado por el Colectivo Ni Una Menos en Argentina no puede ser más acertado. La tierra va a temblar, porque vamos a parar por lo que queremos y lo que no queremos. Por las que paramos y por aquellas que no pueden parar. Paramos por aquellas que no han entendido esta lucha, y hasta por aquellas que están en desacuerdo. Por las que están, por las que no están y por las que algún día estarán.