Actualidad
En el marco del Día Internacional de la Mujer, que simboliza la lucha de las mujeres por alcanzar los mismos derechos que los hombres, un estudio mundial de ONU Mujeres demostró que persiste la desigualdad entre el hombre y la mujer en los ámbitos laboral, público, educativo, sanitario y familiar.
En 1995, en el marco de la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer, 189 países firmaron la Plataforma de Acción de Beijing para alcanzar el empoderamiento de las mujeres en el mundo -proceso por el cual las personas fortalecen sus capacidades, confianza, visión y protagonismo como grupo social para impulsar cambios positivos de las situaciones en las que viven. 20 años después, un estudio de ONU Mujeres que abarcó 167 países y contó con el aporte de la sociedad civil y los gobiernos, informó: “Si bien crece el reconocimiento de la igualdad de género como una prioridad mundial por una amplia gama de actores, esto no se traduce en un cambio real en la vida de las mujeres y las niñas”.
Ningún país del mundo alcanzó la igualdad de género. La discriminación y la falta de inversión de los gobiernos – por ejemplo en educación y capacitación de la mujer- siguen siendo los principales factores que impiden el progreso. “Normas discriminatorias, estereotipos y violencia omnipresentes evidencian que la discriminación basada en el género está profundamente arraigada en la mente de las personas, las instituciones y las sociedades”, escribió la Secretaria General Adjunta y Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka.
La Plataforma de Acción de Beijing se basa en las 12 esferas en las cuales la mujer se encuentra más vulnerable: la mujer y la pobreza, educación y capacitación de la mujer, la mujer y la salud, la violencia contra la mujer, la mujer y los conflictos armados, la mujer y la economía, la mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones, mecanismos institucionales para el adelanto de la mujer, los derechos humanos de la mujer, la mujer y los medios de difusión, la mujer y el medio ambiente, y la niña. A continuación se presenta un breve resumen de los resultados del estudio en algunas de estas esferas y las recomendaciones para los Estados.
La mujer y la pobreza: Las mujeres son más propensas que los hombres a vivir en la pobreza y tienen menos acceso a trabajo decente, activos y créditos formales. Para abordar las causas de la pobreza es necesario eliminar las desigualdades de género en el trabajo, garantizar la protección social en todo el ciclo vital, la igualdad de acceso a la propiedad y a los créditos, y aumentar las inversiones en infraestructura y servicios sociales básicos. Se necesitan más y mejores datos sobre la pobreza de las mujeres para dar una respuesta multidimensional y de género al fenómeno.
Educación y capacitación de la mujer: Se cerró la brecha de género en las escuelas primarias; sin embargo, continúa la disparidad de género en la educación secundaria en todas las regiones. Es vital mejorar la calidad de la educación, fomentar el enfoque de género en la enseñanza -mediante la revisión de los libros de texto y planes de estudio, para eliminar estereotipos-, asegurar un ambiente escolar seguro para las niñas y apoyar a las jóvenes en su transición del colegio al trabajo. Hay que abordar las barreras económicas a la educación de las niñas mediante apoyo financiero, prestación de útiles, transporte y alimentación.
La mujer y la salud: La esperanza de vida de la mujer aumentó en los últimos 20 años, sin embargo los niveles de mortalidad materna continúan altos en algunas regiones. Hubo un aumento en el acceso a los métodos anticonceptivos. Sin embargo, aún falta acceso a servicios de salud sexual y reproductiva. El número de mujeres que viven con VIH aumentó a nivel mundial desde 2001. Es vital mejorar la disponibilidad y el acceso a los servicios salud y fomentar el conocimiento de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y niñas. Es muy importante brindar información sobre los métodos de planificación de la familia y anticonceptivos a mujeres, y generar conciencia en los hombres acerca de su responsabilidad en relación a estos temas. Es necesario el acceso gratuito a servicios de salud y a los medicamentos esenciales, en particular en las zonas rurales; mayor foco en la prevención; y la formación y la educación de personal de atención de la salud. Es igualmente importante generar comunicación y comprensión entre hombres y mujeres sobre las necesidades de la salud de la mujer.
La violencia contra la mujer: Los índices de violencia contra la mujer son inaceptablemente altos: según estudios globales, el 35 por ciento de las mujeres en el mundo experimentaron violencia física y/o sexual en su vida. El mayor obstáculo contra la violencia de género es la persistencia de actitudes discriminatorias y normas sociales que sistematizan la violencia. Es preciso generar y reforzar los marcos legales y políticos que aborden todas las formas de violencia contra las mujeres, y brindar recursos para la implementación de estrategias multi-sectoriales a largo plazo para prevenirlas. Es importante mejorar los datos y pruebas sobre la violencia contra las mujeres a través de encuestas e investigación sobre las causas y consecuencias.
La mujer y la economía: En los últimos 20 años la brecha de género en la participación del mercado laboral se redujo de 28 a 26 por ciento (con significativas variaciones regionales). Las mujeres están sobrerrepresentadas en empleos mal pagos, tienen menor acceso a la protección social, y en promedio se les paga menos que a los hombres por un mismo empleo. Es necesario fortalecer las medidas que garanticen los derechos de las mujeres en el trabajo; generar trabajo decente y redistribuir y reducir el trabajo de cuidado de otras personas (no remunerado) de las mujeres a través de medidas de protección, servicios accesibles y de calidad y una mejor infraestructura.
La mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones: A pesar del constante aumento de la representación política de las mujeres, siguen estando poco representadas en los puestos de jerarquía más altos en el sector público y privado. Persiste la discriminación, los prejuicios de género, la amenaza de violencia, el acoso y la intimidación que contribuyen a los bajos niveles de participación política de las mujeres. Es vital aplicar medidas especiales temporales para lograr el equilibrio de género en los órganos de toma de decisiones, tales como la adopción de cuotas, y reformas constitucionales y legales explícitas que aseguren a la mujer igualdad de acceso y la plena participación en la toma de decisiones.
La mujer y los medios de difusión: La persistencia de imágenes negativas y estereotipadas de las mujeres y las niñas en medios de comunicación presentan un riesgo importante para ellas frente nuevas formas de abuso online. El avance de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres a través de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) requiere la formulación de estrategias con perspectiva de género y el establecimiento de reformas legales y mecanismos de vigilancia.
“De aquí al año 2030 como máximo, queremos vivir en un mundo en el que al menos la mitad de parlamentarias/os, estudiantes universitarias/os, directores ejecutivas/os y líderes de la sociedad civil, y en cualquier otro ámbito, sean mujeres”, dijo Phumzile Mlambo-Ngcuka. Debido a los resultados del informe, el 6 de marzo ONU Mujeres lanzó la campaña “Por un planeta 50-50 en 2030: Demos el paso por la igualdad de género”, para promover que los gobiernos asuman compromisos a favor de la acción. Con este propósito inauguró una plataforma web especial -http://beijing20.unwomen.org/es/step-it-up – para llamar la atención a nivel internacional en los medios.
Links
Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing
Infografía de ONU Mujeres Igualdad de Género: ¿Dónde nos encontramos?
Informe sobre los 20 años de implementación de la Plataforma de Acción de Beijing (en inglés)
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En el marco del Día Internacional de la Mujer, que simboliza la lucha de las mujeres por alcanzar los mismos derechos que los hombres, un estudio mundial de ONU Mujeres demostró que persiste la desigualdad entre el hombre y la mujer en los ámbitos laboral, público, educativo, sanitario y familiar.
En 1995, en el marco de la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer, 189 países firmaron la Plataforma de Acción de Beijing para alcanzar el empoderamiento de las mujeres en el mundo -proceso por el cual las personas fortalecen sus capacidades, confianza, visión y protagonismo como grupo social para impulsar cambios positivos de las situaciones en las que viven. 20 años después, un estudio de ONU Mujeres que abarcó 167 países y contó con el aporte de la sociedad civil y los gobiernos, informó: “Si bien crece el reconocimiento de la igualdad de género como una prioridad mundial por una amplia gama de actores, esto no se traduce en un cambio real en la vida de las mujeres y las niñas”.
Ningún país del mundo alcanzó la igualdad de género. La discriminación y la falta de inversión de los gobiernos – por ejemplo en educación y capacitación de la mujer- siguen siendo los principales factores que impiden el progreso. “Normas discriminatorias, estereotipos y violencia omnipresentes evidencian que la discriminación basada en el género está profundamente arraigada en la mente de las personas, las instituciones y las sociedades”, escribió la Secretaria General Adjunta y Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka.
La Plataforma de Acción de Beijing se basa en las 12 esferas en las cuales la mujer se encuentra más vulnerable: la mujer y la pobreza, educación y capacitación de la mujer, la mujer y la salud, la violencia contra la mujer, la mujer y los conflictos armados, la mujer y la economía, la mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones, mecanismos institucionales para el adelanto de la mujer, los derechos humanos de la mujer, la mujer y los medios de difusión, la mujer y el medio ambiente, y la niña. A continuación se presenta un breve resumen de los resultados del estudio en algunas de estas esferas y las recomendaciones para los Estados.
La mujer y la pobreza: Las mujeres son más propensas que los hombres a vivir en la pobreza y tienen menos acceso a trabajo decente, activos y créditos formales. Para abordar las causas de la pobreza es necesario eliminar las desigualdades de género en el trabajo, garantizar la protección social en todo el ciclo vital, la igualdad de acceso a la propiedad y a los créditos, y aumentar las inversiones en infraestructura y servicios sociales básicos. Se necesitan más y mejores datos sobre la pobreza de las mujeres para dar una respuesta multidimensional y de género al fenómeno.
Educación y capacitación de la mujer: Se cerró la brecha de género en las escuelas primarias; sin embargo, continúa la disparidad de género en la educación secundaria en todas las regiones. Es vital mejorar la calidad de la educación, fomentar el enfoque de género en la enseñanza -mediante la revisión de los libros de texto y planes de estudio, para eliminar estereotipos-, asegurar un ambiente escolar seguro para las niñas y apoyar a las jóvenes en su transición del colegio al trabajo. Hay que abordar las barreras económicas a la educación de las niñas mediante apoyo financiero, prestación de útiles, transporte y alimentación.
La mujer y la salud: La esperanza de vida de la mujer aumentó en los últimos 20 años, sin embargo los niveles de mortalidad materna continúan altos en algunas regiones. Hubo un aumento en el acceso a los métodos anticonceptivos. Sin embargo, aún falta acceso a servicios de salud sexual y reproductiva. El número de mujeres que viven con VIH aumentó a nivel mundial desde 2001. Es vital mejorar la disponibilidad y el acceso a los servicios salud y fomentar el conocimiento de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y niñas. Es muy importante brindar información sobre los métodos de planificación de la familia y anticonceptivos a mujeres, y generar conciencia en los hombres acerca de su responsabilidad en relación a estos temas. Es necesario el acceso gratuito a servicios de salud y a los medicamentos esenciales, en particular en las zonas rurales; mayor foco en la prevención; y la formación y la educación de personal de atención de la salud. Es igualmente importante generar comunicación y comprensión entre hombres y mujeres sobre las necesidades de la salud de la mujer.
La violencia contra la mujer: Los índices de violencia contra la mujer son inaceptablemente altos: según estudios globales, el 35 por ciento de las mujeres en el mundo experimentaron violencia física y/o sexual en su vida. El mayor obstáculo contra la violencia de género es la persistencia de actitudes discriminatorias y normas sociales que sistematizan la violencia. Es preciso generar y reforzar los marcos legales y políticos que aborden todas las formas de violencia contra las mujeres, y brindar recursos para la implementación de estrategias multi-sectoriales a largo plazo para prevenirlas. Es importante mejorar los datos y pruebas sobre la violencia contra las mujeres a través de encuestas e investigación sobre las causas y consecuencias.
La mujer y la economía: En los últimos 20 años la brecha de género en la participación del mercado laboral se redujo de 28 a 26 por ciento (con significativas variaciones regionales). Las mujeres están sobrerrepresentadas en empleos mal pagos, tienen menor acceso a la protección social, y en promedio se les paga menos que a los hombres por un mismo empleo. Es necesario fortalecer las medidas que garanticen los derechos de las mujeres en el trabajo; generar trabajo decente y redistribuir y reducir el trabajo de cuidado de otras personas (no remunerado) de las mujeres a través de medidas de protección, servicios accesibles y de calidad y una mejor infraestructura.
La mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones: A pesar del constante aumento de la representación política de las mujeres, siguen estando poco representadas en los puestos de jerarquía más altos en el sector público y privado. Persiste la discriminación, los prejuicios de género, la amenaza de violencia, el acoso y la intimidación que contribuyen a los bajos niveles de participación política de las mujeres. Es vital aplicar medidas especiales temporales para lograr el equilibrio de género en los órganos de toma de decisiones, tales como la adopción de cuotas, y reformas constitucionales y legales explícitas que aseguren a la mujer igualdad de acceso y la plena participación en la toma de decisiones.
La mujer y los medios de difusión: La persistencia de imágenes negativas y estereotipadas de las mujeres y las niñas en medios de comunicación presentan un riesgo importante para ellas frente nuevas formas de abuso online. El avance de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres a través de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) requiere la formulación de estrategias con perspectiva de género y el establecimiento de reformas legales y mecanismos de vigilancia.
“De aquí al año 2030 como máximo, queremos vivir en un mundo en el que al menos la mitad de parlamentarias/os, estudiantes universitarias/os, directores ejecutivas/os y líderes de la sociedad civil, y en cualquier otro ámbito, sean mujeres”, dijo Phumzile Mlambo-Ngcuka. Debido a los resultados del informe, el 6 de marzo ONU Mujeres lanzó la campaña “Por un planeta 50-50 en 2030: Demos el paso por la igualdad de género”, para promover que los gobiernos asuman compromisos a favor de la acción. Con este propósito inauguró una plataforma web especial -http://beijing20.unwomen.org/es/step-it-up – para llamar la atención a nivel internacional en los medios.
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Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing
Infografía de ONU Mujeres Igualdad de Género: ¿Dónde nos encontramos?
Informe sobre los 20 años de implementación de la Plataforma de Acción de Beijing (en inglés)